Este juego te ayudará a identificar qué estilo de crianza aplicas en tu día a día. Responde a las siguientes situaciones hipotéticas seleccionando la opción que más se acerque a lo que harías en la vida real. Al final, recibirás una retroalimentación sobre tu estilo dominante y consejos personalizados.
Pregunta 1 de 8
Situación 1: El berrinche en el supermercado
Tu hijo/a comienza a hacer un berrinche en medio del supermercado porque quiere un dulce. ¿Cómo reaccionas?
Le dices firmemente "No" y le adviertes que si no se calma habrá consecuencias cuando lleguen a casa.
Terminas comprándole el dulce para evitar la escena y que no moleste a los demás.
Te agachas a su altura, le explicas calmadamente por qué no puede tener el dulce ahora y le ofreces una alternativa ("Podemos comprar fruta para el postre").
Ignoras el berrinche y continúas con tus compras como si nada estuviera pasando.
Situación 2: La hora de dormir
Es hora de dormir pero tu hijo/a insiste en que quiere seguir jugando con sus juguetes. ¿Qué haces?
Le dices que no hay discusión, es hora de dormir y guardas los juguetes sin más explicaciones.
Dejas que juegue un rato más "solo esta vez", aunque sabes que probablemente mañana pasará lo mismo.
Le recuerdas la rutina ("Sabemos que a esta hora es momento de dormir") pero le das un margen ("Puedes elegir un juguete para llevar a la cama y lo guardamos mañana").
No intervienes y dejas que decida cuándo quiere ir a dormir.
Situación 3: Las tareas del hogar
Tu hijo/a se niega a hacer su pequeña responsabilidad en casa (como guardar sus juguetes). ¿Cómo manejas la situación?
Le quitas algún privilegio (como ver televisión) hasta que cumpla con su tarea.
Terminas haciendo tú la tarea para evitar el conflicto.
Le explicas por qué es importante que todos colaboren en casa y lo guías para que lo haga ("Vamos a guardar los juguetes juntos, tú empieza con los bloques").
No le das importancia y dejas los juguetes donde están.
Situación 4: El informe escolar
Tu hijo/a viene con un informe escolar que no es muy bueno. ¿Cuál es tu reacción?
Le castigas sin salir hasta que mejore sus notas y le asignas tareas adicionales de estudio.
Le dices que no importa mientras esté intentándolo, sin establecer un plan de mejora.
Hablas con él/ella para entender las dificultades y juntos crean un plan de estudio, mostrando interés pero también expectativas claras.
No le das mucha importancia al informe ni comentas nada al respecto.
Situación 5: El desorden en la habitación
La habitación de tu hijo/a está constantemente desordenada. ¿Cómo actúas?
Insistes en que debe mantenerla impecable y revisas frecuentemente para asegurarte, con consecuencias estrictas si no cumple.
Dejas que decida cuándo ordenar, incluso si eso significa que casi nunca lo hace.
Estableces expectativas claras pero razonables ("Necesitamos que al menos una vez por semana esté ordenada") y le ayudas a desarrollar estrategias para mantener el orden.
No te involucras en cómo mantiene su espacio personal.
Situación 6: El conflicto entre hermanos
Tus hijos están peleando por un juguete. ¿Cómo intervienes?
Decides quién tiene razón y castigas al otro, sin escuchar mucho las versiones.
Compras otro juguete idéntico para que cada uno tenga el suyo y no peleen.
Les guías para que encuentren una solución juntos, enseñándoles a negociar y turnarse.
Les dices que resuelvan sus problemas solos y te alejas de la situación.
Situación 7: Las reglas de la casa
¿Cómo estableces y mantienes las reglas en tu hogar?
Tienes reglas estrictas que no se negocian y consecuencias claras por romperlas.
Tienes pocas reglas y a menudo haces excepciones según el estado de ánimo de tus hijos.
Tienes reglas claras pero flexibles según la situación, y explicas el razonamiento detrás de ellas.
No tienes muchas reglas establecidas y cada uno hace lo que considera mejor.
Situación 8: La expresión emocional
Tu hijo/a está llorando porque está frustrado con algo. ¿Cómo respondes?
Le dices que deje de llorar y que los problemas se resuelven con acción, no con lágrimas.
Haces todo lo posible para eliminar inmediatamente la fuente de su frustración, incluso si eso significa ceder en algo importante.
Validas sus emociones ("Entiendo que esto te frustra") y luego le ayudas a encontrar soluciones o maneras de manejar la situación.
No intervienes a menos que te lo pida directamente.
Tu Resultado
Basado en tus respuestas, tu estilo de crianza predominante es: